Día 5 de junio de 2013.
Barstow-Williams.
Lo primero que hicimos ese día fue visitar Cálico, un antiguo pueblo minero que hoy día se ha convertido en una atracción turística. No está mal la visita aunque aquello está demasiado turistificado. Consejo: hacedlo tempranito porque aquello es un desierto en el que hace un calor tremendo.
Hoy haremos parte de la mítica Ruta 66, carretera que salía de Chicago y llegaba a Los Ángeles y por la que circularon miles y miles de americanos en busca de una vida mejor en California. Hoy día casi toda la ruta ha desaparecido y ha sido sustituida por autopistas de varios carriles.
La primera parada la hacemos en Kingman donde comemos en otro restaurante ambientado en los años cincuenta: Mr.Dz. No es tan espectacular como Peggy Sue, pero merece la pena.
Tras comer nos hacemos unas fotos junto a la locomotora Santa Fe que está allí mismo y nos metemos de lleno en un trozo de la antigua Ruta 66. Nada digno de reseñar: es una carretera de dos carriles en la que de vez en cuando ves alguna ruina de lo que en su día fueron gasolineras, moteles et... Hoy día solo queda de aquello el Hackberry General Store, que si que merece una parada.
Llegamos a Seligman, ciudad representativa de lo que antaño fue la Ruta 66 y que fue recuperada gracias a Ángel Delgadillo, un barbero mejicano que se empeñó en hacer historia de aquella carretera. Seligman bien que merece una parada: tiendas de recuerdos, algunos restaurantes y muchos coches de aquella época en plena calle.
Por fin llegamos a Williams, ciudad dormitorio del Gran Cañón y nuevamente nos enfrentamos con otro Hotel Travelodge, aunque este es algo mejor que el de ayer. Menos mal. Y el wifi..., como que no funciona.
Nos damos una vuelta por la ciudad y cenamos una pizza horrorosa por la además que nos cobraron un huevo.
Created with Web Album Generator