OPERACIÓN BERBERECHO. PIRINEOS 2007
Realizada el 10 de agosto de 2007, enclavada dentro de las actividades de la Operación berberecho 2007
El día 10 de agosto será un día que nunca olvidaremos 4 de los componentes del Komamno Payoya Extreme.
En ese día, nos despertamos a las 4:15 de la mañana Juan Campllonch, Pepe Delgado, Bernardo, y AntonioGPS con la idea de enfrentarnos y superar una ruta dura, muy dura, de más de 1500 metros de desnivel acumulado y no exenta de riesgos y de un ambiente de aventura montañera excepcional
A las 5 de la mañana, ya estábamos en el aparcamiento cercano al Hospital de Benás. Esperamos al autobús que nos llevaría a la Llanura de la Besurta, a 1900m de altitud.
La salida ya estaba colmada de encanto y de fascinación. Las estrellas dominaban el cielo, brillando con una intensidad increíble. El ambiente, montañero como nunca. Cerca de 50 personas en esta primera intentona, número superado minutos más tarde con la llegada de un segundo autobús.
Preparamos nuestras mochilas, sacamos nuestros frontales, y sin más miramientos, empezamos a recorrer el sendero que nos llevaba al refugio de la Renclusa. El camino hasta el refugio salva un desnivel de unos 200 metros en unos 35 minutos que son muy convenientes para preparar nuestras piernas a lo que vino a continuación, que fue definido por Juan como un infierno de piedras sin fin nada grato de recorrer. Este mar de piedras tiene como objetivo llegar al Portillón Sperior, donde por fin podremos acceder al valle con el glaciar y la cima del Aneto
Pero no fue realmente un infierno. En la subida, hemos visto uno de los mejores amaneceres de nuestras vidas. El Sol, escondido detrás de la cresta de los portillones, sólo era capaz de iluminar en su salida a los picos mas elevados, que se mostraban con una tonalidad amarilla intensa difícil de olvidar. Poco después, y mirando hacia atrás, ya podíamos ver el ibón de la Renclusa. A nuestro lados, picos emblemáticos como los de Paterna y el de la Renclusa. Poco más adelante, empezamos a ver el glaciar del Maladeta, con su típica forma triangular. ¡¡Cuantas veces he soñado pisar ese glaciar!!. A nuestra espalda, vemos el Portillón de Benasque, entrada natural desde Francia a España, flanqueados por el Salvaguardia y Pico de la Mina. Todos ellos sitios maravillosos de visitar.
La ruta de subida al Portillón Superior es muy exigente física y psicológicamente. Hay que salvar otros 800 metros de desnivel adicionales. Todos en algún momento dudamos en un principio seguir la subida, pero quien duda, es pronto aleccionado por el resto de los compañeros y se sigue incansable la subida. Hay múltiples senderos, pero todos progresan ahora por piedras, ahora por verdaderos escalones que exigen algún paso de trepada, aunque todos ellos fáciles. Para nuestra supresa, Juan se ve alentado de manera especial por la subida con un guía de un abuelo francés que chapucea malamente en español palabras como vino, mujeres y otras cosas con la que en esta vida se puede disfrutar. Si este abuelo sube, yo subo también, ¡ qué caray !, se decía.
Un par de horas más tarde, ya estábamos en el Portillón. El tiempo acompañaba. No había viento, nubes ni nada que entorpeciera nuestro camino, y la temperatura era agradable. Decidimos bajar el Portillón para descansar, comer y beber algo y reponer fuerzas. Poco nos duró este descanso, ya que Juan, viendo llegar al abuelote francés, nos incitó a seguirle de nuevo. Una forma simpática a la paz que efectiva de sentirse estimulado.
La retracción del glaciar del Aneto, que sufre como todos los efectos del cambio climático, ha cambiado el modo de llegar a la cima. Antes, se tomaba vereda por la derecha que nos lleva al principio del glaciar, obligándonos a cruzarlo en toda su extensión. Ahora ya no es así. Ahora se puede trazar una línea recta imaginaria entre el Portillón y la cima, que nos hará progresar por una roca desnuda muy fácil de atravesar, con una calidad de granito excepcional que no resbala. Se pasa por algunos bosquecillos de rocas y por algunos neveros, pero todos son evitables y fáciles de cruzar. La nieve se hace inevitable justo en la antecima del Aneto donde ya la mayor altitud la conserva mucho mejor. La ausencia de aire, a más de 3000 metros, es notoria, y debemos parar con mucha frecuencia para reponernos.
Juntos nos pusimos los crampones. Para Juan fue la primera vez que usaba uno de ellos. Para él debió ser inolvidable esta experiencia. La nieve ya estaba blanda, haciendo la progresión bastante segura. Sin embargo, no debíamos bajar la guardia, porque un tropezón en esta parte es ciertamente muy peligrosa, representando una caída por nieve y rocas de varios centros de metros. Todos subimos muy concentrados tratando de no tropezar con nada, de que no se nos salieran los cordones de los crampones, que no cruzábamos los pies.
Poco después se llega a la antecima. Allí dejamos los bastones y crampones y subimos los últimos 50 metros mas para divisar de repente el afamado Puente de Mahoma, una pequeña cresta de unos 30 metros de longitud con notables caídas a cada uno de sus lados. Una caida desde allí representa una muerte segura.
Juan, debido a su vértigo, no atravesó el paso de Mahoma. Bernardo, Pepe y AntonioGPS lo cruzaron con la tranquilidad de aquellos que han adquirido experiencia en los barrancos haciendo múltiples destrepes. El paso no representa ningún problema, y tiene agarres por doquier. En algunos tramos hasta lo pasamos de pie, sin agarres de manos
El cruce del paso de Mahoma te lleva inmediatamente a la ansiada cima, con 3404 metros de altura, la más elevada en todos los Pirineos. Allí nos espera la afamadas cruz, virgen y cilindro del vértice geodésico. Las vistas ese dia eran excepcionales. Ni una sola nube se divisaba en todos los Pirineos. Picos emblemáticos como el macizo de Vignemale con su glaciar de Ossue, el Monte Perdido, el Posets y el Perdiguero se veían con una claridad excepcional. Reconocimos el valle de Cregüeña que habíamos visto desde el Valle de Perramó, y este último valle, con la cresta de las Agujas que habían visitado Juan, Cristina y AntonioGPS pocos días antes. Esas imágenes han quedado prendidas en nuestra memoria para siempre.
Había que regresar. Tras cruzar el Puente de Mahoma de nuevo, emprendimos la bajada por el glaciar hacia el Ibón del Salterito siguiendo a un guía profesional que llevaba a sus clientes confiadamente encordados a través del mismo glaciar. El camino de regreso por el Ibón es muy agradable, más que volver por el mismo sitio.
Una vez que llegamos al Ibón, apareció un sendero mágico de pradera, tullido y amortiguado, que hizo por fin la progresión maravillosa. El acierto de Pepe en seleccionar el sendero adecuado nos hizo terminar en la pradera de Aguas Tuertas del Aiguallut donde nos refrescamos los pies y descansamos algo. Luego visitamos el impresionante Forau donde nuestras aguas de los glaciares se pierden irremisiblemente para aparecer en la parte francesa del Valle de Arán dando comienzo al río Garona
Todavía no acabaron nuestras aventuras. El camino a la llanura de la Besurta se encontraba taponado por un inmenso rebaño de vacas que los pastores cambiaban de lugar. De nuevo tuvimos que pasar por piedras para tormento de más de uno de nosotros.
Tras 14 horas de continuada actividad, cogimos el autobús que nos llevó de nuevo al coche de Juan. Y luego a casa, donde tardamos bastante en darnos cuenta de lo que habíamos conseguido. Allí fuimos acogidos y felicitados por nuestros amigos. Y con ellos compartimos unas merecidas cervezas y unas tapas. Luego una ducha y la ansiada cama que dejamos casi 18 horas antes…
Esto ha sido un reto personal soñado por muchos durante mucho tiempo. Y lo hemos superado. Nunca olvidaremos lo que hicimos ese día
Crónica de Antonio GPS
Comentarios:
Juan Cañón:
Mi primer tres mil. Toda una experiencia y un reto para unos de los abueletes del Komando Payoya Extreme que acaba de cumplir 54 tacos.
Tengo que reconocer que pasado el Albergue y ante aquella pedrera inmensa me vine abajo y estuve a punto de darme la vuelta. La insistencia de Antonio GPS y sobre todo ver a un abuelete francés de más de setenta años me motivaron a seguir y completar esta dura ruta.
Tuve ocasión de usar por primera vez los crampones. Me fue bien.
Putada inmensa eso del Paso de Mahoma, pero eso no está hecho para gente con vértigo. Te queda una sensación como de cabreo y frustración quedarte a 25 metros de la cruz, pero peor es pegarte una leche y pasar a la inmortalidad. Bueno, ya me han informado que se considera cima del Aneto el lugar en el que me quedé.
En la bajada conocí el Valle de Aiguallut. Una maravilla.
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