Libro de visitas
CRÓNICA DÍA 8º
MIDELT-MEKNES
Despertamos en el Hotel Kashba Asma de Midelt con un cielo plomizo pero con buena temperatura.
Tomamos un desayuno que
por curioso lo voy a relatar. El Hotel tiene el aspecto de una antigua kashba
con las montañas al fondo. Muy bonito. Una vez dentro de las habitaciones se
nota esa falta de mantenimiento tan propia de los hoteles marroquíes. Vamos al
desayuno: era un desayuno a la carta. Pero no lo que estáis pensando. Había lo
justo en el buffet de tal manera que tenías que ir pidiendo constantemente lo
que necesitabas: café, cucharillas, servilletas, miel etc...Pero eso es normal
en este país.
Tras el desayuno pasamos enfrente del hotel a comprar fósiles y piedras en una tienda que no tenía gran cosa.
Salimos sobre las 10 de la mañana rumbo norte. Según nos vamos adentrando en el Atlas todo se vuelve más verde.
En un pueblo hacemos una parada para que Antonio deje en una oficina de protección civil todo el material escolar que lleva, ya que las escuelas están cerradas durante la Semana Santa. Allí es la fiesta del Profeta.
Tras un rengue en el que Luis se estrena como “fosilero” y atravesando el magnífico bosque de cedros llegamos a Meknes con la intención de dejar el equipaje en el hotel y acercarnos a ver las ruinas romanas de Volúbilis. Como son las tres de la tarde y hace bastante calor optamos por quedarnos en Meknes y visitar la ciudad.
El hotel Zaki es un hotel de lujerío asiático con un hall de entrada espectacular y unas habitaciones espaciosas y bien equipadas, salvo una cosa curiosa: no hay perchas para las toallas. Curioso...
Tres
taxis nos acercan al centro de la ciudad y allí un indígena se nos ofrece como
guía. Aceptamos y nos da una vuelta por la medina, donde nos encontramos casi
todas las tiendas vacías al ser viernes, el día de descanso en el mundo
musulmán.
Tras el paseo retozamos un poco en la plaza principal haciendo las últimas compras y tomando algo de comer.
La vuelta al hotel la hacemos en coches de caballo. Inés disfrutó de lo lindo y todos tuvimos la oportunidad de hacer un interesante recorrido por los sitios más emblemáticos de la ciudad.
Juan Patorojo, subido en el pescante del primer coche, tuvo la ocasión de ver como el cochero casi arrolla a dos ancianos que como es habitual iban por la carretera.
Tras un breve descanso en las habitaciones bajamos a cenar en un magnífico buffet. Después de la cena llegan dos grupos que esperamos: el de Mexcar-Escuderos y el de Al Meridian4x4. Saludos, abrazos, anécdotas etc..., lo normal en estos casos. Unas libaciones espirituosas en la terraza del hotel y una visita a la discoteca (menos animada que el cementerio de mi pueblo) ponen fin a este día.
Nos vamos a la cama porque mañana nos espera una jornada maratoniana con despertada a las seis.
