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CRÓNICA DÍA 6º

 

DUNAS DE MERZOUGA (ERG CHEBBI)

 

 

Después de una cena tan especial y haber dormido rodeados de dunas, comienza un nuevo día. La mayoría de los expedicionarios optan por madrugar y ver otro de los momentos mágicos del viaje: el amanecer.

 

Más tarde vendrá el desayuno y recogida del campamento. Una vez preparados nos dirigimos al Albergue Tombuctú, donde pernoctaremos este día. La idea es rebajar los coches de peso al máximo para “dunear” con más agilidad. Nada más llegar nos dicen que aún no están nuestras habitaciones pero conseguimos que nos den una y así poder meter todos los equipajes.

 

Al llegar nos da olor a zapata recalentada, Enrique mira sus ruedas y ve que uno de los frenos está al rojo.

 

Decidimos desmontar la rueda y desbloquear las zapatas gripadas. Después de algún manchurrón negro del tubo de escape al usar el air jack y alguna llamada telefónica al mecánico en España, el problema queda solucionado.

 

Durante esta operación una avanzadilla se ha ido a avisar a Hassan, el cual nos guiará en nuestra navegación por el mar de dunas, para comentarle que llegaremos más tarde y de paso, intentar que nos consiguiera un mecánico por si no pudiéramos nosotros mismos con la avería del Terrano.

 

Finalmente salimos a buscar a Hassan a Merzouga con más de 2 horas de retraso, algo que más tarde nos pasaría factura...

 

Hassan tarda un rato en aparecer, por fin se sube al Frontera de Montoro y tomamos dirección al comienzo de la etapa reina, una de las mayores gozadas del 4x4, CONDUCCIÓN EN ARENA.

 

Hassan “el loco”, como se hace llamar, nos enfila hacia las dunas por un río de arena. La temperatura es alta, muy alta y el coche de Enrique se queja, la aguja del termostato roza la zona roja y aún no hemos empezado. Debatimos el tema y todos estamos de acuerdo en que no deben entrar al Erg. Mala suerte. Miramos el lado positivo: ya hay una excusa para volver cuanto antes a Marruecos para quitarse esa espina.

 

Hassan indica a Enrique y Paloma cómo volver al albergue y los 5 coches restantes continuamos hasta que llegamos al pie de los miles de montículos de arena de un rojo cobrizo. Es hora de bajar presiones a los neumáticos.

 

Y entramos....., yuhuuuuuu, como mola estoooo!!!! Pero los atascos no tardaron en llegar, primero el Frontera de Mon, Toyota de Pato Rojo.......

 

El retraso por la avería del Terrano nos hizo entrar en la arena a la peor hora, el medio día y si le sumamos que el calor era insoportable, inusual para esta época del año y que Hassan no estaba muy acertado......

 

Desatascamos un coche y se queda el siguiente, eso sí, cada vez nos cuesta menos liberar los coches. Después de un rato aparece un Toyota negro con dos chavales españoles y otro guía. Este último además de hablar español perfectamente y sin acento, era un gran experto en conducción, desatasco y conocimiento de por dónde atacar las dunas. Aún me estoy preguntando cómo no es piloto de un equipo oficial del Dakar .

 

Lo primero que nos recomendó fue bajar mucho más las presiones, en esto, creo yo que se pasó, nos las dejó en 700 grs. Desde que este guía tomó las riendas comenzamos a disfrutar, algunos consejos y a gozar.¡¡¡ Qué pasada!!!!

 

Hicimos un descanso en el oasis que hay en el corazón del Erg. La hospitalaria familia que allí vive nos atendió muy bien. ¡Tienen bebidas frías!, que agradecemos ya que entre el calor y el esfuerzo físico estábamos todos congestionados.

 

El cabeza de familia le comentó a Hassan que estábamos locos por haber entrado a esas horas en la arena.

 

Aprovechamos la parada para comer y después salimos ansiosos de seguir devorando esas montañitas que nos atraen como imanes. La 2ª parte fue más descansada: con las ruedas muy bajas, la experiencia de la mañana y el cursillo acelerado del 2º guía conseguimos que hubiera muy pocos atascos. Algunos de ellos fueron solucionados sin necesidad de ayuda gracias a las técnicas aprendidas.

 

Cuando ya nos creíamos pilotos dakarianos la cosa llega a su fin: todos coincidimos en que hubiéramos seguido un buen rato más.

 

Nos dirigimos al albergue de Alí el Cojo para dejar a Hassan. Por el camino paramos en la casa de una niña a la que Mª Jesús conoció en Diciembre para llevarle regalos e invitarla a pasar un verano en su casa de Málaga.

 

Cuando llegamos a Alí, Juan nos tenía preparada su sorpresa de todos los viajes: dos botellitas de cava para celebrar el éxito de la travesía.

 

La tarde está avanzando y todos deseamos darnos una buena ducha, pegarnos una buena cena y ver al equipo Pato Trasto para ver qué tal han pasado el día y contarles la aventura. Así hicimos tomando posesión de las encantadoras y cuidadas habitaciones del Tombuctú. Ya con fuerzas renovadas nos damos un buen homenaje en el restaurante del albergue: un completo y delicioso buffet nos sirve de colofón para un día que perdurará en nuestras retinas toda la vida.

 

Una copita al fresquito en la terraza y a dormir. Hoy ha sido un día muy intenso; no nos costará conciliar el sueño. Nuestras mentes volverán a flotar sobre la fina y roja arena del sur marroquí…

 

 

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